
Aunque parado, parado nunca estas, no es lo mismo.
Durante este periodo, me dedicare ha disfrutar de ir a recoger a mi hijo Sergio a su Ikastola -las contadas veces que le he podido recoger, saca hasta pecho delante de sus "colegas"- y a disfrutar de las navidades, con un currelo (que no todas las navidades se me ha dado asi).
La verdad que no me motivaba nada de nada, el trabajar estas navidades. Primero porque tengo un jefe, que me quiere como a un hijo (pero como a un hijo p..., entendéis ¿verdad?) que desea a todos unas felices navidades menos a mi, entre otros pequeños grandes problemas laborales. Pero en todas las casas se cuecen habas.
Además este año, nos quedamos sin cesta de navidad. Es comprensible, debido a la crisis que azota al mundo del automovil.
Menos mal, que para alegrías las que tuve la pasada noche del viernes. En una entrañable cena con 15 compañeros de la empresa -14 mas una, Janire- y las posteriores copas (para alguno, las copas espolvoreadas).
Lo dicho, VACACIONES de uno de los currelos. Que no de este ¡eeeh!.
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