
Sus leones habían jugado como nunca, juego de ataque, desbordando por las bandas, ocasiones clamorosas de gol y tuvo que ser el jugador getafense Casquero quien nos las casco.
Al aficionado le queda la alegría, de que vio a su equipo hacer lo que hacen el resto de equipos de fútbol. Que es eso, jugar al fútbol.
Pero también le queda la desgracia de ver el calendario que le viene encima al equipo de Joaquín Caparros (Sevilla, FC Barcelona, R.Madrid y Villarreal) y le empiezan a entrar taquicardias.
En definitiva el aficionado rojiblanco, ayer salio satisfecho por lo visto en el campo y decepcionado con el marcador y la clasificación.
Dicen "...que Sevilla tiene un color especial" esperemos que sea rojo y blanco.
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